2 semanas. Eso es exactamente lo que voy a durar (todavía no han terminado) en mi trabajo nuevo. Una cosa es estar ocupado en algo y otra hacer cualquier cosa para recibir unos euros a final de mes. Si por lo menos fuera como en el I.N.E., que cobraba fatal pero hacía más o menos lo que me venía en gana, pues mira, sí, aunque el trabajo no fuera nada del otro jueves. No me importa cobrar mal si el trabajo me gusta o si el trabajo no me molesta. Pero si dura un mes, no me permite hacer entrevistas de trabajo, la oficina es agobiante (aire acondicionado roto, cubículos minúsculos, sin luz natural, etc.) y encima no me aporta NADA en absoluto, no veo razón ninguna para quedarme. Me apunto sin pensarlo a la filosofía de la Sheena: POBRE, PERO DIGNO. Bueno, la verdad es que no me apunto del todo, porque puedo bajar los niveles de dignidad de manera bastante sorprendente... pero algo parecido es lo que me ha pasado con este curro efímero. El martes que viene será en principio mi último día.
La semana pasada... ¿qué hice? No me acuerdo demasiado, así que poca cosa. Bueno, el jueves hice una dinámica de grupo con Ana y Pablo para pagarnos el fin de semana de lo más grotesca, hasta tuvimos que hacer un collage... eso sí, nos llevamos de regalo una botella de ginebra finísima. Antes aproveché que tenía un huequillo y que me pilla al lado de la oficina para ir de una vez por todas a la exposición de Duane Hanson en la Fundación Canal. Me flipó, pero escasa es la mejor palabra para definirla.
Ya, como viene siendo habitual, el fin de semana empezó la vida social. Fuimos a San Ildefonso (San Ilde si es via SMS) a beber en la calle por la simple razón de que estaba permitido. Vimos a Ana, que aparece y desaparece de nuestras vidas desde hace un tiempo. También apareció Marta con los de su curro. Tocaban unos grupos malísimos a los que no prestamos demasiada atención. Lo que más molaba era ver a los policías observando y no actuando y los chinos (de tienda, no de calle), que vendían como si la maléfica ley anti ocio juvenil nocturno nunca se hubiera aprobado. Estuvimos con Carles y con Clara, los nuevos Godard y Karina. Son una pareja maravillosa, muy simpática y arty. Mi iPod desapareció en los tumultos de la noche... Tras una minisesión de Fotomatón bar acabamos buscando algo divertido que hacer entre la basura que inudaba Chueca y al no encontrar nada nos fuimos a casa... Llegué a las 8, así que ni tan mal.
El sábado me arrastré sudando la gota gorda hasta el mismo lugar desde el que vimos la cabalgata del orgullo el año pasado: el cruce de San Bernardo con Gran Vía. El año pasado lo pasamos genial, pero este año me pareció todo un rollo y muy mal organizado, a lo mejor pasaban 20 minutos sin pasar ni una carroza, luego pasaban tres (una de una peluquería, otra de un bar de huertas y otra de una revista gay) y otra vez a esperar. Adrián estuvo haciendo unas fotos que salvaron la tarde, porque eran muy divertidas. La gente se prestaba bastante. Había un señorque llegó con su vespa, la aparcó ahí, en medio de la calle, y se tumbó con los pies en el manillar, se sacó una libreta y empezó a hacer dibujos. El personaje del día. Habíamos reservado mesa en el chino de San Bernardo (no sé como se llama, es ese que está al principio de la calle y que tiene fotos de los platos en el exterior). Pensando en ver todo el desfile, pensamos que las 22.30 sería una buena hora. Pues con el rollo de que las carrozas no pasaban, nos dio la hora de cenar y no pudimos ver a Selene, que era lo que más me apetecía. Cenamos en el chino, y como siempre... se nos fue un poco de las manos, bastante ameno. Al salir me fijé que la tienda de al lado del restorán se llama FETISH FETISH, gran nombre, no había caido hasta entonces.
Volvimos a San Ildefonso pasando por el Palentino, que en una trabada de lengua bauticé como El Palestino, recogimos a Cris, Alex y sus amigos y subimos cuestas hasta nuestro destino. Allí nos tiramos bastante noche. Sele, Dani y Adrián estaban en el Elastico, pero mover a mucha gente es imposible, y cuando llegamos había mucha cola, muchos colas y ningún conocido que nos pudiera adelantar unos cuantos puestos para entrar. Además era tardísimo, no merecía la pena. Anduvimos hasta Chueca y nos bebimos unas cervezas en una barra hablando de Amsterdam, de la prohibición de fumar tabaco en los coffeshops, de series que molan (Weeds y Mad Men), de series que no molan pero entretienen (Gossip Girl) y de más movidas que tampoco recuerdo. La verdad es que teníamos carrete para rato y nos quedamos un buen rato charlando de los USA y los iPhone en Cibeles. Al final llegué a Moncloa una hora antes de que saliera el primer bus de la mañana y por segundo día consecutivo se me hizo de día bastante antes de que abriera la puerta de casa... 9.30. En un arranque de entereza y fuerza para vivir les envíe a mis amigos el link a la candidata a noticia-opinión más frívola del año: es ésta de soitu.es hablando del atuendo de Ingrid Betancourt (que nos ha dado bastante juego el finde. Lo de Ingrid Betancourt y su liberación, digo)
El domingo me enganché a la puta final de Wimbledon, pero como duró tanto y estaba tan tensa pasé del quinto set y quedé con Jaime, Marina y Marta para cenar y ver una peli. Pedimos comida serda del Tony Roma's: dos costillares diferentes, aros de cebolla, palos de mozzarella rebozados, una ensalada césar y jalapeños. Con la tripa inflada nos pusimos la única comedia romántica que Marta y Marina no habían visto de todo el videoclub y que resultó ser una basurilla muy poco legal. Se llama "Los líos de Gray" y va de Heather Graham descubriendo que es lesbiana. Molan la (brevísima) aparición estelar de Sissy Spacek y me sorprendió que la que hace de amiga de la prota es nada más y nada menos que Molly Shanon, una ídola de toda la vida gracias a esa maravilla llamada SUPERESTRELLA.
Marina por fin me grabó las fotos de la boda de Amaya y Toni, aunque resulta que no se pueden ver todas, y algunas están mal... en fin, la del puro esta me viene fenomenal: solo se ve la parte de arriba, eliminando una mancha de copa que ocupaba bastante camisa. Lo típico de una boda, que volveré a vivir el día 2, qué ganacas.
La canción nueva de Bloc Party me tiene desconcertado... no entiendo este giro alla Dover que se han marcado con tanto rollo tecno, pero por otra parte Flux me parece un puto temazo poco explotado en las discotecas y este nuevo tiene algún rollo raro que me atrae. Creo que influye el hecho de que es uno de mis grupos favoritos y me niego a aceptar que hagan cosas feas, pero allá yo mismo con mi mecanismo. La podeis descargar en el blog mexicano 8106.
Me queda un capítulo de Mad Men... ¡esta genial! La recomiendo totalmente. Mi personaje favorito es Peggy, que al principio no me gustaba demasiado, pero que con los capítulos va mejorando un montón. Y tengo que ver el final de Muchachada Nui, que me han dicho que el Celebrities de Cindy Lauper no está nada mal. A ello voy.
See you later, Cowabungas!
SZA sueña despierta en la flotante ‘Kitchen’
Hace 1 hora
1 comentario:
yo he flipado bastante -para mal- con lo nuevo de los BLOC. No me aventuro a prodigarlo porque con estas cosas ya se sabe.
Curioso nombre y curiosa ornamenta la de FETISH FETISH. ¿cómo no lo habíamos visto antes?
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