Plantx

Bilbao es un DO totalmente. Viaje relámpago, pero intenso y divertido. Salimos el viernes por la tarde en el coche de Asier, que nos trató como a reyes. Llegamos a eso de las 9 y nos metimos en el hotel Sirimiri, a donde esperamos volver, porque está de lujo. No supimos encender la TV hasta el día siguiente... ¿tontos? Sí, eso y unas pilas gastadas. Como estábamos al ladito del Casco Viejo, pues para allá que nos fuimos, a que Bilbao nos diera una bienvenida típica. Y vaya si fue típica, nos rellenamos de pintxos y de txacolíes y de sidras. Paseamos por sus callejuelas encantados. Había estado con mis familia en Bilbao hacía unos 10 años y todavía me acuerdo de un bar al que fuimos, el Txomin Barullo. Les había contado a Henar y a Alber cosas de este bar, y sonaba todo más a leyenda que a otra cosa... cuando de repente, plas, el Txomin Barullo. Obviamente nos metimos y nos tomamos un kalimotxo, que lo hacen riquísimo. Después, buscando el Sildabia, nos lo encontramos cerrado y nos metimos en el Badulake. Vaya precios. Los mismos que, por ejemplo, el ochoymedio, pero con una selección musical bastante diferente. Pusieron Fangoria 4 veces, no digo más. Estábamos cansados y el sábado queríamos aprovecharlo, así que a las 2 ya estábamos en Sirimiri otra vez.



El sábado lo aprovechamos bien. Desayunamos por el casco, hicimos la parada obligatoria en Charada (donde, según Lourdes Madow, estaban de "miniprecios") y paseamos por la ría hasta el Guggenheim. Otra vez flipamos con los super precios de Bilbao: entrada normal 13 euros, de estudiante 7,5. ¡ZAS! Para colmo se nos hizo tarde y ya era la hora de comer cuando entramos, así que decidimos salir y comer, a ver si nos mejoraba el humor. Comimos en un bar medio mal y nos volvimos a meter en el museo. La expo de Murakami le flipó a Alber, a Henar bah y a mí normal. Me gusta la estética manga, pero me aburre también un poco. De todas formas, las aventuras de kaikai y kiki (creo que se llamaban así) me encantaron. Es una serie de dibujos animados en los que la caca tiene bastante protagonismo. Los personajes principales son dos muñecajos que se llaman kaikai y kiki que son dos amigos que van en una nave voladora con vida propia. Uno de ellos está loco y el otro es más calmado y siempre está arreglando los desaguisados del otro. Siguiendo la expo, vimos que una de las guías era una chica que estuvo de erasmus en Lisboa el mismo año que Henar y yo (iba a mi fuckultad allí), pero no le dijimos nada porque no nos acordábamos de su nombre. PLANTXAPATUABUELO. Otro guía dejó embelesada a Henar, que tuvo una visión: esa noche le veríamos en el Fever. Después de Murakami vimos la expo del artista chino que no me acuerdo como se llama y que no nos gustó nada, a pesar de que el propio artista estaba en la sala moldeando esculturas en directo. Un aburrimiento, solo nos gustó la sala de los lobos voladores dándose una hostia contra un muro transparente, y que intenté fotografiar sin éxito ante la agria mirada de una trabajadora de allí. Después pasamos por la tienda a mirar y nos piramos.



Dimos un paseo por el centro, por Lopez de Haro y alrededores. Visitamos el local de Aitor de "Granjero Busca Esposa", que está claro que no fue al programa a por dinero, porque su cafetería es de esas gigantes a las que van las señoras ricas a merendar. Estábamos todavía llenos, así que pasamos de probar los talos, esos preñados de chorizo que hacía el concursante del reality. Me pillé unas Nike a mitad de precio en una tienda hardcore en la que sonaba Bad Religion. No entendíamos por qué, pero las tiendas de la ciudad estaban que lo tiraban, debía ser la semana de los miniprecios. En casi todos lados tenían ofertas, cosas a mitad de precio y promociones especiales. La tienda de Ion Fiz tenía un letrero gigante en el que se anunciaba que estaba todo al 70%. Hicimos varias paradas técnicas para mirar el mapa, nos tiramos unas fotos y cuando nos quisimos dar cuenta estábamos bastante lejos del hotel. Nos pillamos el metro (taquillero) y volvimos a la pensión a picotear algo en la habitación mientras veíamos Informe Semanal y nos bebíamos un kalimotxo casero, entonándonos para después. En el Casco Viejo estaban Ana y Dilip, que llevaban de tourné por el País Vasco (español y francés) desde el jueves. Nos tomamos unos pintxos en el Irintzi y ellos se fueron a casa. Nosotros, ambientadísimos, nos metimos en un bingo. No había casi nadie, así que las probabilidades de ganar aumentaron y cantamos una línea (de 3,60) y un bingo (de 11,15), pero lo que nos gastamos en cartones y en beber no compensó demasiado. Y menos cuando entró una familia de 8 miembros que acapararon todos los premios y que según Henar habían ido al bingo para no tener que hablarse. Nos fuimos de buenísima onda de allí. Nos cogimos el metro hasta Bolueta y a la salida... ¿quién estaba? El guía del Guggenheim. ¡Ja! El Fever tiene un público más adolescente de lo qu nos esperábamos. Bailamos un poco en la sala grande, donde pinchaba el cantante de Dorian, que está estancado en 2003, y ponía The Strokes y cosas así, pero en plan remezcla. En la Pink estaban Lourdes Madow y Madel, así que nos metimos para allá. Fue divertido, pero la selección olía y nos echó un poco para atrás. Todo éxitos de radiofórmula muy rara, tipo Rosa, Miguel Bosé, Spice Girls y cosas así. Por allí andaba Vanessa, una amiga de Dani bien maja. Al final, llegamos a la conclusión de que todos los caminos llevan a Dani Patch, porque resulta que el guía del Guggenheim era amigo de Vanessa (y me imagino que de Dani también) La noche terminó con un pequeño amargor y con un taxista al que le tuvimos que recordar que pusiera e taxímetro, que iba el tío de sobrado.



El domingo nos levantamos destruidos y con el tiempo justo para ducharnos y abandonar Sirimiri. Ana nos llamó diciendo que pasaba a buscarnos para volver a Madrid, y desayunamos unos pintxos en la Plaza Mayor (no sé si se llama Plaza Mayor, pero tenía forma) Antes de emprender viaje, fuimos en el coche hasta Algorta. Bueno, ¡qué sitio más bonito! Con el solazo que hacía y la gente por la calle tomando pintxos y cañas dimos un paseo de lo más agradable. Nos sentamos en una mesa y nos tomamos una mejillones con tomate y una rabas, mientras le enseñábamos a Dilip trabalenguas en español y hasta alguno en francés que se sabía Henar. Nos reímos mogollón. Y ahí si que nos metimos en el coche rumbo a Madrid, con para técnica en Lerma para ver el parador (que Alber y yo nos perdimos por buscar un cajero) y comer algo. Charlamos de nuestras familias (¡dejen en paz a las familias!), nos sobamos en el coche y ya llegamos cada uno a su casa.



Qué pena me da no estar en Bilbao, quiero que vayamos muchos muchos durante varios días y andar todo el día por ahí tomando sidras y pintxos. Qué bajón esta mañana en el trabajo, no podía volver. Y clase, y lo de siempre... pffffffffff... quiero vivir de vacaciones.




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