jueves, febrero 05, 2009

Tango Mango



El sábado celebramos nuestros cumples Clara, Alber y yo. Invitamos (parcialmente) a nuestros amigos a tomar unas cañejas, unos vinos y unas tostas en Doña Pepita, un bar en la calle de la Madera que es muy cuco. Un poco pequeño para todos los que éramos, pero suficiente para pasar un rato bien entretenido. A mí ya me habían regalado un par de semanas antes, y a Clara le regalamos un vestido y un cómic y a Alber una sudadera, una camiseta, unos libros de cocina (ecuatoriana y recetas con huevo) y una moleskine tuneada con un asunto que se le había ocurrido a él para el amigo invisible y que nosotros adaptamos en plan sorpresa. Como nos estábamos quedando sin hambre, y la gente de Doña Pepita es tan buena onda, pillamos unas pizzas en La Vita é Bella y nos las zampamos en el bar. La cosa se fue animando y la palabra COCKTAIL cada vez salía de más bocas. Pusimos la caravana en marcha rumbo a La Panza es Primero, un garitazo nocturno además de restorán mexicano. Las jarras de litro de cualquier cocktail están a 15 euros, y dan para 6 vasos, así que a 2,5 por cabeza. Ñam. Nos bebimos unos margaritas, otro que primero sabía a sandía y luego te daba un puñetazo cambiando el sabor a piña colada (una de las cosas que más asco me dan de coordinar) y finalmente uno que estaba riquísimo y que tenía un nombre muy comercial: TANGO MANGO. Se nos puso en la cabeza que estaban los JNSP pinchando en el Polyester, así que para allá fuimos. Al final, ni JNSP ni nada (son este finde), solo unos restos del En Plan Travesti pinchando cosas feas. Tras este error parecía que la noche se desinflaba... hasta que entramos en el Tony II, el garito del que todos hablan y que nadie llega a poder describir lo guay que es. Un piano bar con gente de 45 años gastada cantando y bebiendo alrededor de un piano con una cola gigante a modo de barra. Los camareros te traen las copas a donde estés (no hay jaleos en la barra) y tienen reservados y sofás cómodos. Cierran tardísimo y hay música en vivo con espontáneos que parecen profesionales del bolero. Guille y yo destrozamos Garota de Ipanema como nadie, así que nos fuimos a una esquinilla y dejamos que los expertos entonaran. Gran noche, poco planeada, como casi todas las grandes noches.



El día anterior esuve con Henar y Alber bebiendo kalimotxo, en plan teenager. Después se nos unieron Guille, Joan, Pablo y Mauricio y tras intentar entrar a Casa Camacho y no poder, nos decantamos por hacer una intervención en un cuadro que nos encontramos y meternos en el Louie Louie, que había quedado allí con Isa. El Louie Louie recibirá más visitas nuestras, nos encanta cada vez más. Y de ahí, al Fotomatón, que sigue siendo local de referencia. Además pusieron muchísimo grunge. Isa se tuvo que volver a casa a ponerse grunge de lo largos que se le quedaron los dientes cuando cerró. Yo me fui a casa en previsión de lo que iba a pasar el sábado y que ya he contado en el parrafazo anterior.



El domingo estaba bastante gastadísimo, así que me quedé vegentando en casa al ritmo de las imágenes de Damages, Fringe, y otras series.

EL lunes fuimos by the face al muy cacareado concierto de los CSN&Y del Indie Español, a saber: Nacho Vegas, J Planetas, Abel Migala y Jose Vancouvers/Jet Lag. Cuando llegamos a la puerta nos encontramos con un cartel que informaba de que J pasaba total del concierto. Nos metimos, que de J éramos fans hace mil años. Los Pablos salieron echando pestes (ellos habían pagado 14 € por la broma), Henar pensando en su reseña para indienauta y yo medio encantado medio indiferente. Encantado porque tocaron algunas canciones guays (Miss Carrousel, All Tomorrow Parties, Northern Sky, Detener el tiempo...) y medio indiferente porque fue corto y menos especial de lo que parecía sobre papel. También me cabreó que no tocaran nada de Vainica Doble tratándose de un concierto de versiones. La Vainica han sido reivindicadas por J, y aunque no estaba, tocaron canciones que le tocaban a él. Ni Un Metro Cuadrado ni Déjame Vivir con Alegría. GRRR.



Esta semana he estado, como la anterior, todo el rato del trabajo a clase y de clase a la cama. Qué rollo, pero SARNA CON GUSTO NO PICA. He descubierto una nueva forma de vovler a casa con la que tardo menos, pero solo la he descubierto tras equivocarme un par de días y tardar lo indecible en llegar. Uno de los días acabé esperando un bus en la parada del colegio Retamar, un colegio masculino pijo y caro para descarriados de familias bien. La marquesina tiene los horarios de los buses tapados con graffitis y la parada está destruida, sin cristales y con los hierros doblados, como si un gigante hubeira jugado con ella en plan plastilina. Me dio miedo, a qué negarlo. Los adolescentes están locos, si encima están en un colegio-reformatorio, aún más. Son impredecibles. Juventud, maldito tesoro.



Mañana me voy a Londres un día y medio. A ver a la familia, a comprar té, a las rebajas, a celebrar el cumple de mi prima y a pasear. Qué bien, este finde no descanso, pero me aguanto, para esto también me serviría lo de la sarna.

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Now playing: Weezer - Pink Triangle
via FoxyTunes

1 comentario:

Gelsomina dijo...

Qué divertido fue, madre mía... aún me pregunto cómo nos dejaron cantar y por qué no nos echaron a patadas después...

Ese sitio se disfruta en condiciones deplorables. Muy fuerte el momento en que la gente, apoyada en el piano entonaba el "libertad, libertad, sin ira libertad, y si no la hay..." Rotísimo.